He salido esta mañana a intentar sobrevivir, hace tiempo que me cuesta ser feliz. De repente, entre dos puestos del mercado yo te vi, y es en ese mismo instante que entendí. Los fantasmas y los miedos no me dejan ver el mar, porque tengo tanto ruido en mi mente que me olvido que en mi barco sólo yo soy capitán. Despertaste en mi conciencia, yo que era un hombre de ciencia, ¿cómo me iba a imaginar que los ángeles existen? Me enseñaste que los miedos son excusas que alimentan la pereza y el dolor. Me enseñaste, amor, que para ver las musas no hace falta ser poeta ni pintor. Me enseñaste que mi jefe no podía vivir ni un segundo más en mi cabeza. Me enseñaste que el color del traje que visten los días, lo elige siempre la pena, si no buscas la alegría. Todo eso y mucho más me lo enseñaste tú. Mientras yo estaba pensando en cómo acercarme a ti, aquel tipo, de la nada apareció. No sé que te dijo pero tú empezaste a sonreír, y te juro que hasta el alma me dolió. ¿Cómo es posible que un día tan bonito y soleado de repente una tormenta deje todo destrozado? Si en mi barco sólo yo soy capitán. Despertaste en mi conciencia, yo que era un hombre de ciencia, ¿cómo me iba a imaginar que los ángeles existen? Me enseñaste que los miedos son excusas que alimentan la pereza y el dolor. Me enseñaste, amor, que para ver las musas no hace falta ser poeta ni pintor. Me enseñaste que mi jefe no podía vivir ni un segundo más en mi cabeza. Me enseñaste que el color del traje que visten los días, lo elige siempre la pena, si no buscas la alegría. Todo eso y mucho más me lo enseñaste tú. Y no sé que me pasó, perdí el control pero te juro que pensé que estaba hablando para mí. De repente sentí un golpe, caí al suelo desplomado, y lo siguiente que recuerdo es verte a ti ¿Cómo estar seguro ahora si esto es el cielo o la tierra? Tengo un ángel que me mira, frente a mí. Mentiría si dijera que la vida no me importa, pero no puedo vivirla ni un segundo más sin ti.