Dicen por ahí que ahora tengo carne de cańón cuando piso terrenos de amor. Y toco un corazón encerrado en un cuerpo minado. Dicen por ahí que ando triste cuando sale el sol. Que algo hace perder el control. Pues quien quiera saber, primero, que saque el graduado. Tú que sabes de mi vida, pa’ poner patas arriba el alma de mi propia madre, el alma de mi propia sangre. Deja ya de dar la nota. Hay que lavarse con jabón esa lengüita y esa boca y saberse callar. Pero ahora vivo dentro del temible escaparate. Y tengo que aguantar sin anestesia los ataques. Si aguantaré lo que me echen pues así llegué a nacer. En una casa vieja donde el agua de noche, nos inundaba los pies. Pero la luz por la mańana nos llegaba a la cabeza. Y yo de nińa fui feliz jugando en esa casa vieja. Dicen por ahí que aquí habla hasta el enterrador. Que a los muertos les pita el oído después del adiós. Que no hay forma para que descansen. Dicen por ahí que yo he sido canalla anteayer y mańana también lo seré con quien tire y me de y se ponga la vena al instante. Tú que sabes de mi vida…. Pero ahora vivo…