Dicen por ahí 
que ahora tengo carne de cańón 
cuando piso terrenos de amor. 
Y toco un corazón 
encerrado en un cuerpo minado. 
Dicen por ahí 
que ando triste cuando sale el sol. 
Que algo hace perder el control. 
Pues quien quiera saber, 
primero, que saque el graduado. 

Tú que sabes de mi vida, 
pa’ poner patas arriba 
el alma de mi propia madre, 
el alma de mi propia sangre. 
Deja ya de dar la nota. 
Hay que lavarse con jabón 
esa lengüita y esa boca 
y saberse callar. 

Pero ahora vivo dentro 
del temible escaparate. 
Y tengo que aguantar 
sin anestesia los ataques. 
Si aguantaré lo que me echen 
pues así llegué a nacer. 
En una casa vieja donde el agua 
de noche, nos inundaba los pies. 
Pero la luz por la mańana 
nos llegaba a la cabeza. 
Y yo de nińa fui feliz 
jugando en esa casa vieja. 

Dicen por ahí 
que aquí habla hasta el enterrador. 
Que a los muertos les pita el oído 
después del adiós. 
Que no hay forma para que descansen. 

Dicen por ahí 
que yo he sido canalla anteayer 
y mańana también lo seré 
con quien tire y me de 
y se ponga la vena al instante. 
Tú que sabes de mi vida…. 

Pero ahora vivo…