No concibo, no comprendo que pueda ser verdad, algo grande se me escapa no acierto a comprender, como todo sigue igual. Cinco días de inconsciencia son ganas de vivir, la tortura de sentirse sin poderse mover, El tendría que ceder. El cielo estaba dorado con esquelas de humo, que decían tu nombre y angelitos surcaban, en tu nombre divino. En el aire se denota la ausencia del que fue, un camino bien marcado imborrable al parecer, buen amigo del saber. Que te marches es un sino del destino al parecer, eso dicen los que vieron el cielo oscurecer, yo de menos te echaré. Hoy en día recuerdos me desbordan y miles de preguntas, que siempre quise hacer el cariño que siempre me ofreciste, y toitas las caricias que yo no pude ver. El cielo estaba dorado el cielo estaba dorado, en tu nombre divino en tu nombre divino.