Con mi corazón a ultranza, por cristiano bautismo, es que abarco a la patria con un yo soy mismo. Me llegó desde ultratumba, más allá de la muerte, la pasión desangrada, mentora y simiente. Poco importa el destino de aquella generación que no hinche la labor de sus antepasados. Desde que hay memoria, ya hay tradición, y desde que esta existe, ya hay patriotismo, y de esto nacionalidad. El pretérito obliga. Escarmienta ilumina y envalentona. Menospreciarlo no constituye profanación, sino intento de suicidio.