No te empeñes más en inventar una razón para marcharte. Tienes que saber que a mí me sobra vanidad para no dejar que al alejarte de mi lado, lleves la impresión de que tú a mí me has engañado. Debo confesar que ya no tienes para mí tanta importancia. Puedo soportar lo inevitable de un final. No te empeñes más en inventar razones. Hoy por hoy solamente nos queda decir: Adiós...