Me desperté, 
mierda todo ha sido un sueño otra vez, 
hace tan solo un segundo sentía en mis manos todo el poder. 
Madre mía que carnicería que manera de disfrutar, 
desmembrando esos cuerpos sin alma, 
haciéndoles pagar. 
Una mancha de sangre cubría mi rostro no podía ver, 
ese señor de bigote sangró como un cerdo, 
así sangra él. 
Míralos como se retuercen de dolor... HIJOS DE PUTA! 
Puedo ver el pánico reflejado en los ojos del juez 
al observarme arrancándole sin compasión a tiras la piel. 
La agonía de su señoría parecía tan real, 
algo demasiado bueno para ser verdad. 
Resbalaba entre tripas y sesos de la autoridad, 
mientras yo saboreaba un buen vaso de sangre real, 
sangre azul, como solo sabe sangre azul, majestad... 

Quiero volver a ver arder a ese cerdo especulador, 
oírle gritando envuelto en llamas retorcido de dolor. 
Volver a ver los cuerpos mutilados 
de esos fascistas que se esconden tras sus soldados. 
Quiero volver a ser yo el que al final de la voz, 
Un crucifijo en el pecho de ese cura cabrón. 
Volver a ver a ese banquero que agonizaba en el suelo, 
atragantado el usurero con su dinero. 

Ver otra vez agonizar, mientras me río sin cesar, 
a todos esos asesinos que es la fiesta nacional. 
Ver otra vez toreros empalados, ver como esos torturadores son torturados. 
Quiero volver a ser yo el que al final de la voz, 
Un crucifijo en el pecho de ese cura cabrón. 
Volver a ver a ese banquero que agonizaba en el suelo, 
atragantado el usurero con su dinero.